miércoles, 13 de abril de 2011

Elise M. Boulding

(July 6, 1920 – June 24, 2010)


"Compartir en mayor medida los mundos de experiencia entre hombres y mujeres será un importante paso para el desarrollo humano” (Irene Comins Mingol, autora del texto)



Elise Boulding nació en Oslo, aunque muy pronto su familia emigró a los Estados Unidos, donde desarrollaría su trayectoria vital en las dos dimensiones que la caracterizan, como activista y como investigadora para la paz. Cabe destacar especialmente su trabajo en la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad que presidió durante varios años. En 1969 se doctoró en Sociología con un trabajo sobre los efectos de la modernización en los roles de las mujeres. Empieza entonces su faceta como investigadora, aunque siempre con el activismo como referente. Desde 1985 hasta su muerte fue profesora emérita de la Universidad de Colorado, y al final de sus días residía en North Hill, Massachusetts. Ha recibido numerosos premios por su trabajo en favor de la paz y fue nominada para el Premio Nobel de la Paz en 1990.

Elise Boulding ha destacado por sus aportaciones en tres áreas de trabajo pioneras: la investigación para la paz, los estudios sobre las mujeres y los Estudios de Futuro (Future Studies).

Considerada la matriarca de la Investigación para la Paz, Elise Boulding jugó un papel clave en la consolidación de esta disciplina desde 1950. En unos estudios inicialmente dominados por hombres y centrados en el análisis de la guerra, hizo contribuciones fundamentales que abrieron nuevas agendas de investigación. En primer lugar, incorporó el enfoque de paz, en un contexto en el que dominaba el estudio de la guerra. Elise priorizó el estudio del activismo pacifista y del rol de las ONG en la construcción de una cultura de paz. En segundo lugar, puso gran énfasis en el papel de la educación para la paz como vía para el cambio social. Y finalmente el enfoque de género, señalando por primera vez el potencial de las aportaciones de las mujeres para la paz. Cabe decir que el activismo y el cambio social son para Elise Boulding tanto el motor como el fin de la investigación para la paz. En este sentido ha abogado explícitamente por la integración retro-alimentaria entre investigación para la paz, educación para la paz y activismo pacifista. De hecho, su vida ha sido un intento constante de integrar, tanto en el ámbito privado como en el público, la educación, la investigación y el activismo por la paz.

La investigación de Elise Boulding sobre el papel de las mujeres en la construcción de la paz precede gran parte del trabajo sobre las capacidades de las mujeres para el cuidado de las personas y la paz desarrollado posteriormente por autoras como Birgit Brock-Utne, Carol Gilligan, Betty Reardon o Sara Ruddick. Su rigurosa y detallada investigación sobre los movimientos de mujeres por la paz a lo largo de los siglos XIX y XX es reseñable, especialmente su estudio de las redes nacionales e internacionales de mujeres por la paz. El feminismo social del XIX con una visión integral de los problemas sociales originó una serie de grupos transnacionales de mujeres preocupadas tanto por las malas condiciones laborales y de higiene como por la pobreza, la exclusión y las guerras. En este sentido, le gusta señalar a Elise Boulding que el feminismo social o humanista precedió al desarrollo del feminismo más especializado de la igualdad.

Según Elise Boulding, tres son las esferas de trabajo tradicionales de las mujeres que las vinculan con la construcción de una cultura de paz: La educación de la infancia —si se acepta que a los siete años los niños y niñas han creado una visión del mundo, las mujeres tienen una gran responsabilidad en ello—; el trabajo doméstico —no suficientemente reconocido por los economistas y que Boulding identifica como quinto mundo— y el trabajo por la paz —aunque nunca ha sido formalmente etiquetado—. Esta visión de las mujeres como cuidadoras y portadoras de los valores de una cultura de paz no es, según Boulding, esencialista. Boulding está convencida de que los hombres tienen mucho que aprender de las mujeres sobre empatía y cuidado. Sin embargo el trabajo de las mujeres ha sido tradicionalmente invisibilizado o analizado como actividad secundaria. Elise denuncia este fenómeno y reivindica el reconocimiento de las aportaciones y el legado de las mujeres así como la posibilidad de compartir estas tareas, y el espacio público y privado con los hombres en equidad. “Mi argumento no es esencialista, en el sentido de que las mujeres estén predispuestas biológicamente para el cuidado y el trabajo por la paz. Es más bien que el conocimiento de las mujeres y sus mundos de experiencia las han equipado para funcionar creativamente como trabajadoras para la paz en formas en que los hombres no han sido capacitados por sus conocimientos y experiencias. Esto, obviamente, puede cambiar. Compartir en mayor medida los mundos de experiencia entre hombres y mujeres será un importante paso en el desarrollo humano”.

Elise se esforzó como otras muchas feministas en no excluir a los hombres en su pensamiento. Concretamente denunció el sufrimiento que padecen muchos hombres que no disfrutan ni desean el rol que les ha asignado el mismo patriarcado: el sentimiento de humillación y fracaso, la soledad, el terror a ser débiles y la presión por ser auténticos hombres. Durante la infancia y la juventud, los chicos experimentan una socialización forzada en un estilo agresivo de dominación masculina. Hay hombres que intentan superar esas crisis cuestionando la propia identidad masculina asignada por el patriarcado pero otros encuentran una salida más fácil a través de la violencia doméstica, el trabajo como militares o en algún otro tipo de identidad agresiva, que se convierte en una forma, según Elise Boulding, de encarar la inseguridad masculina. Boulding, en este ámbito, hace un esfuerzo por estudiar y visibilizar también los movimientos de hombres por la igualdad y la paz.

Otro de los ámbitos de investigación de Elise Boulding han sido los Estudios de Futuro (Future Studies). Nuestra imagen del futuro determina la forma en que nos comportamos y lo que hacemos en el presente. Elise dirigió talleres, en la década de los ochenta, en los que conducía a través de la imaginación a pensar en el mundo que queremos para el futuro, en dos ámbitos: “Imagina un mundo sin armas” e “Imagina un mundo post-patriarcado”. Si las mujeres no son capaces de visibilizar cómo les gustaría que fuese el mundo en el futuro no serán capaces de emprender los pasos oportunos hacia ello. “¿Cómo sería, cómo funcionaría un futuro post-patriarcado?”, “Imagina un futuro sin armas, ¿cómo sería ese mundo?”. Tras el primer paso de fantasía e imaginación los y las participantes tienen que analizar el tipo de instituciones que sustentarían o harían posible ese futuro.

Elise Boulding ha sido capaz de conjugar investigación, activismo y educación para la paz. Es considerada matriarca de los estudios para la paz, secretaria general de IPRA (International Peace Research Association – Asociación Internacional de Investigación para la Paz) de 1988 a 1991, pionera en el reconocimiento del papel de las mujeres en la construcción de la paz. Se trata de una persona íntegra y singular, capaz —como dice en su trabajo biográfico Mary Lee Morrison— de dirigirse a las Naciones Unidas sin problema alguno, y en el siguiente segundo pararse para atar el zapato de un niño y estar atenta a las necesidades de ambos al mismo tiempo.